Tras estas semanas sin pasar por este blog, aquí estoy para relatar la lenta agonía del adios. Porque el adios ha sido lento...demasiado lento para mi gusto.

No se si en algún blog anterior comenté que mi entorno laboral iba acambiar en el mes de marzo, a saber: me quedaba sola con mi jefe. Pues bien, ya estamos a priomeros de marzo y ya me he quedado sola con mi jefe. Lo de la lenta agonía del adios viene en relación al adios de mi excompañera de trabajo cuyo último día fue el 27 de febrero (gracias a Dios).

Es cierto que mi jefe es de las personas (por llamarlo de algún modo) que son para "echarles de comer a parte" como se dice aquí. Vamos que tras aguantarlo todo este tiempo yo ya tengo el cielo ganado...San Pedro me va esperar hasta con la alfombra roja. Con los antecedentes de mi jefe y el último descubrimiento del comportamiento humano en mi compañera (lo de comportamiento humano va con mucha ironia), he de confesar que lo mejor es que te largues ha hacer algo fuera de la empresa cuando las aguas empiezan a coger tintes a tormenta tropical tirando para huracán. En mi caso me fui a arreglar cosas de bancos porque se preveía que las iras del apocalipsis iban a caer en la oficina...y de qué forma.

Nunca pensé que la gente se pudiera comportar así. Creí que en ciertas situaciones, por ejemplo, el puesto de trabajo, pues uno/a guardaba la compostura y no te lias a gritos con el que dentro de pocas horas iba a dejar de ser tu jefe. Así que en ese tira y afloja, en ese fuego cruzado, en esos gritos y reproches (por ambas partes) me he encontrado yo estas últimas semanas. Es lo malo de trabajar en empresas pequeñas. Todos nos conocemos muy bien y el daño que te hacen duele más porque hay un sentimiento muy fuerte de cercanía.

Ni que decir tiene que los dos tenían razón en parte de sus argumentos. Pero también habría que decir, que ambos han dicho cosas y hecho acciones que por un mínimo de educación deberían de haberse arrepentido de haber realizado. Evidentemente ninguno de los dos ha hecho nada de eso, es más se han echado toda la "mierda" que han podido el uno al otro y encima se han quedado tan panchos.

Todo ello viene a que pues como siempre a mi me ha pillado en medio. He tenido que aguantar las conspiraciones de uno y las conspiraciones de la otra. Comentarios desagradables de uno y comentarios desagradables de la otra. Y esto poquito a poco me iba minando interiormente...tanta energía negativa no es buena en el ambiente y aquí teníamos para parar barcos. Demasiados reproches...demasiadas cosas en la mochila.

Así que después de tantos gritos y mucha prepotencia por ambas partes...por fin se fue la "Doña" eso sí, con "la cabeza muy alta" (palabras textuales) creyendose la reina de Saba. Lo siento por ella, espero que aterrice porque como ella va, arrollando, pegará un traspié tarde o temprano.

La cuestión es que pase lo que pase, venga quien venga...por ahora tengo paz de espíritu y tranquilidad en el ambiente (ya no hay gritos....la verdad es que era lamentable).

Espero poder contar a partir de ahora cosas más agradables.