¡VAYA FIN DE SEMANA!
Recuperada al fin de tan estresante fin de semana me pongo manos a la obra para hablar de ello. Aunque en realidad, he de confesarlo, soy bastante floja a la hora de pasar las fotos al ordenador (he tardado casi una semana) y como me apetecía poner alguna a la hora de hablar del tema, es por ello que hemos llegado hasta el día de hoy para hacerlo.
Pues bien, la verdad es que no me he podido quejar porque ha sido un fin de semana alucinante pero a la misma vez de infarto. Parar no hemos parado ni un momento ni un rato. Nos acostábamos tarde y nos levantábamos temprano. En general ha sido bastante especial. Es increíble pensar que manteniendo una amistad a través de correos, alguna que otra llamada telefónica y algún que otro rato por messenger, cuando te reunes puedas hablar tanto y de tantas cosas sin parar. Y que las horas vuelen sin que una se de cuenta. Que el tiempo pase en un abrir y cerrar de ojos y que te quedes con las ganas al final de que sólo ha sido una visita de cuatro días y no de una semana al menos.
Siempre he considerado la amistad algo muy importante, tal vez, porque con todo lo que he vivido hasta ahora mis amigos son los únicos que no me han fallado pasara lo que pasara. Siempre han estado ahí, hasta en los momentos muy duros (vosotros que sabéis quienes sois sabéis a lo que me refiero). Así que pensar que se puede cultivar de este modo una amistad en la distancia me ha sorprendido de manera muy grata. Me entusiasma pensar que aún, en este mundo de locos, sigues encontrando gente sencilla que está dispuesta a entregar su amistad sin reservas y sin dobleces. Sinceramente, después de este fin de semana tengo un poco más de fe en los demás porque también en mi camino he encontrado gente mezquina y mala, pero mala de verdad. Sin embargo, afortunadamente, he podido comprobar que no son la mayoría. Por todo ello, gracias a los que habéis venido y que luego me tendréis que aguantar. Espero que nuestra amistad duré toda una eternidad.

Es que me transmitía una paz interior increíble, ese aire, ese olor a mar...como se nota que en Sevilla no tenemos playa, sólo (como decimos mis amistades y yo, aunque algún que otro sevillano nos mataría) un río radiactivo, que hay que tener mucha calor para bañarse ahí. No sabéis la suerte que tenéis los que vivís cerca de la playa, tan relajante...es como otra forma de entender la vida. Por lo menos en Cádiz pasa, la gente allí entiende la vida de manera diferente. No quiero caer en ningún tópico, simplemente es como si supieran disfrutar al máximo de las cosas buenas que te da la vida (por ejemplo la playa de La Caleta).

En fin, bastante estresante lo vivido. Pero de todas formas y de corazón, muchas gracias por venir a visitarme y hacer de este fin de semana INOLVIDABLE.