Bueno, en realidad la vuelta fue ayer pero había tal cantidad de trabajo acumulado (mi jefe se ha dedicado a irlo acumulando encima de mi mesa en lugar de haberse ido de vacaciones) que no me dio tiempo ni para arrascarme. En fin, de vuelta a la rutina pero sin síndrome post-vacacional, con lo cual ya hemos adelantado algo.
Supongo que lo que ahora tocaría sería contar lo genial que lo he pasado en vacaciones y la de cosas que he visto... me quedo con la de cosas que he visto porque genial lo que se dice genial... Pero bueno, para eso estoy para explicarlo.
Ya comenté por aquí que pensaba irme una semana a Almería puesto que tenía unos "amigos" allí que se "ofrecieron" a enseñarnos aquellos lares. En fin, podría decir que sin comentarios pero entonces esta entrada acabaría simplemente aquí. Pues a esos "amigos" que llevé a todos sitios por estas tierras y los paseé arriba y abajo por todos sitios simplemente, y como decimos por mi grupo, han salido "rana". Ha sido increíble. Aunque lo contara con todo lujo de detalles nada podría retratar como me he sentido en esas vacaciones. Y no lo estaría contando sino fuera porque me ha chocado tanto que la gente mienta y engañe de manera tan gratuita. No lo entiendo. No entiendo que tengas que mentir a tus amigos en cosas tan simples. Bueno, simplemente no entiendo que tengas que mentir a tus amigos. Resultó que la "persona" que yo conocía no resultó ser como se había pintado. No es que descubriéramos nuevas facetas suyas. No eso no es. Es que las que conocíamos acabaron por ser completamente distintas a lo que él había mostrado. Tenía una careta muy bien puesta en sus viajes por estas tierras, en sus llamadas de teléfono y en sus conexiones cuando coincidíamos por el messenger. Parecía otra persona totalmente distinta cuando lo conocí hace años en uno de mis viajes de auditoría. Sigo sin entender porque tanta fachada y porque tanta mentira acumulada. Ahora miro atrás y ya no se que es verdad o que es mentira. Ahora, sencillamente miro atrás y pienso que todo lo que me ha contado es mentira. Se volvió como un calcetín ante mis narices y hasta que no me estrellé contra el muro no me di cuenta.
Todo esto podría quedarse aquí sino fuera porque precisamente nosotras nos fuimos hacia allí sin coche ya que ellos se prestaban a llevarnos arriba y abajo. Evidentemente, nos dejaron tiradas en mitad de semana. O más bien debería decir que nosotras decidimos no soportarlos más. La verdad es que esta "persona" insultaba de manera velada a una de mis mejores amigas de tal forma que le fue minando poco a poco hasta el momento en que los insultos se hicieron explícitos y ella acabó llorando en el hotel. Tras esto decidí llamar por teléfono y dar por zanjada nuestra visita por tierras almerienses. Y lo que más me dolió de esa llamada fue que mientras lo más normal era que hubiera mostrado algo de preocupación por cómo se encontraba la persona que había pisoteado y vapuleado de tal forma que se encontraba totalmente desconsolada, el muy altivo lo único que se le ocurrió decirme fue: "es que hay personas que no saben comportarse". No obstante, creo que la frase estaba bien dicha, vamos por él. No entiendo como me ha podido engañar de forma tan fácil.
Así que a mitad de semana nos encontramos en Almería tiradas y sin saber a donde ir. Pero como mujeres resolutivas que somos, no estaba dispuesta a que un "conocido" (para mi ya ha perdido el rango de amigo) nos amargara las vacaciones y nos hundiera cuando él era la persona que había insultado a diestro y siniestro a todos. Así que me dirigí al punto de información turística y en media hora tenía replanteado el resto del viaje, eso sí, esta vez por medio de autobuses. Pero sin ningún problema y más alegre que unas castañuelas nos dirigíamos a un sitio o a otro con una alegría desconocida cuya fuente se debía a una sola razón: ya no teníamos que aguantar a esa "persona".
En resumidas cuentas, las vacaciones bien en cuanto a escenarios, descanso y relajación pero no puedo evitar que este año me haya dejado cierto sabor amargo debido a esta persona. Sigo sin entender como se convirtió en ese ser tan amargado y tan hiriente. Sigo sin entender porque le hizo daño de forma tan gratuita a mi amiga. Sigo sin entender nada. No lo he llamado desde aquel día en Almería. Él tampoco lo ha hecho. Así que supongo que a buen entendedor, pocas palabras bastan.