
Ya he terminado de leer otra entrega de la serie con la que George R. R. Martin nos está haciendo soñar y disfrutar de lo lindo. ¿Qué podría decir de estos libros? Sólo maravillas. Claro está que son de fantasía, pero no por ello pierden valor, con ello me vengo a referir que hay gente a la que este género no les gusta, con lo cual, no lo leerán ni disfrutarán de la serie con toda la ilusión que, por ejemplo, le pongo yo.
Nunca he hablado de estos libros pero son geniales. Lo primero que me llamó la atención en la forma de escribirla es que no está narrada por un sólo punto de vista. Me explico. Aquí los capítulos se dividen en los personajes, es decir, cada capítulo está narrado por un personaje, con lo cual, a veces, podemos ver distintos puntos de vista de una misma situación. No es que haya malos y buenos, hay personajes con virtudes y defectos que siguen sus objetivos o aspiraciones y que intentan moldear el mundo para conseguirlo. La verdad, es que me pareció un total acierto del escritor esta forma de narrar la historia porque así puede saltar de un lado a otro de la trama (porque la trama es amplia y densa) y consigue engancharte a todos los personajes. Aquí ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos.
Es un mundo ambientado en una sociedad parecida a la Edad Media, con señores y vasallos, con reyes destronados, con guerras, con dragones, con tramas de palacio, con distintas religiones y con un algo desconocido que hay "detrás del muro": la línea que divide el mundo conocido de los cinco reinos de lo desconocido, de lo que se teme.
De veras, es una lectura que no tiene desperdicio. Este ya es el cuarto libro y aún quedan, por lo menos, otros tres. Ese es el único peligro que le veo, el autor todavía no ha terminado de escribir la serie, así que después de leer esta cuarta entrega tendré que esperar a que se publique la quinta (vaya con la espera) y además que salga traducida al español.
A toda aquél que le gusten estas tramas, porque tiene de todo, le animo a que empieza a leérsela.