Como ya he contado otras veces en otros post, trabajo de contable pero además tengo que llevar las cuentas de la comunidad de vecinos del bloque en el que trabajo. Todo ello, eso sí, por el mismo precio. ¿Llevar las cuentas es igual que contabilizar? Pues no, porque tengo que perseguir los morosos, aguantar las interminables conversaciones del Presidente y lidiar con la mujer de éste, que no es poco. Esto es debido a que mi maravilloso jefe aceptó ser Administrador, pero claro, eso supone que a mi me toca llevar las cuentas (que es una lata) y a mi compañero encargarse de la búsqueda de presupuestos, cambiar las bombillas del bloque, lidiar con al Presidente y con su mujer (al menos estos dos puntos lo compartimos). Eso sí, los dos por el mismo sueldo, que no mi jefe, puesto que la comunidad le paga 120 € al mes por ¿administrar?, que equivale a que se lleva el dinero por la cara porque no hace nada de nada.
Además de llevar las cuentas, en el módico precio inexistente que cobro por llevarlas también se incluye el asistir a las reuniones de los vecinos, eso sí, fuera del horario laboral, sin cobrar horas extras y llegando a mi casa a las tantas. Vamos, mi jefe es un encanto...(léase en tono irónico).
Pues bien, el otro día me tocó la tortura de la reunión de vecinos del bloque. Que si se agradeció que fuera poca gente (fueron cuatro gatos) no tanto que asistiera la mujer del Presidente (que digo yo que si viene el marido, ¿para que viene ella? con un representante de cada piso tenemos más que suficiente). Veamos aquí tengo que hacer un inciso porque he de describir a esta mujer para que os hagáis una idea del espécimen. Intentar imaginaros al ama de casa más marujona que podáis, ¿la tenéis? Bien, pues a eso le sumáis al mejor interrogador del KGB con maniobra de derribo y especialista en evitar que te escabullas. Seguid manteniendo la suma de las imágines, y terminad por sumarle a la persona más hipócrita que podáis llegar a imaginar y...voilà: ¡la mujer del Presidente! Os podría contar cómo nos interrogó en verano para averiguar dónde nos íbamos, con quien, en que fechas...vamos le faltó pedirnos las fotos cuando volvimos, pero eso otro día.
Volviendo al tema, la reunión se desarrolló con normalidad y bastante buen ambiente pero la, esto, llamemosla "la mujer que critica a todos pero ella no ha sido", empezó con sus pullitas desde el comienzo de la reunión. Que si los de tal piso hacen esto, que si los del otro hacen lo otro. Evidentemente no hablaba de ninguno que estuviera allí porque ella no es de las que dicen las cosas a la cara, ella es más bien de las que visten a la gente de limpio cuando no pueden defenderse porque no están presentes. Ya me la he encontrado más de una vez en la escalera despotricando de los del OPUS, pero, como había un representante de ellos en la reunión, pues no dijo nada de nada (pequeño inciso: el hombre siniestro no fue, mandaron a otro). En fin que llegamos ya al último punto de la reunión: ruegos y preguntas. Ahí cada uno se quejó de lo que quiso, vamos, todo chorradas, que nada era un verdadero problema, o al menos para mi no. Para mi un problema es que el bloque se caiga a pedazos, que haya que pintarlo y no haya dinero en la comunidad con la consecuencia de cuotas extras, pero no que alguien se ponga a limpiar los cristales del coche en el garaje. Pues sí, eso era uno de los grandes problemas. Aunque lo mejor fue la entrada de nuestra gran estrella: "la mujer que critica a todos pero ella no ha sido". Aparte de calentar los ánimos de la gente y ponerla guerrillera, hizo su propuesta: se quejó de la cantidad de gente que entra en el bloque sin control por culpa de la Asesoría (también hay una Asesoría que tiene un piso aquí y que trabaja con una famosa pizzería sevillana, lo cual conlleva que vengan muchos moteros y gente de otros países a firmar contratos de trabajo). Pues cómo hace un año nos robaron los adornos de las escaleras de los tres bloques que eran unas cuarenta y tres bolas, ya de camino le echó la culpa también a ellos. Se quejaba de que por culpa de la Asesoría, y ahora transcribo palabras textuales, "Entra mucho inmigrante. Hay mucho rumano por aquí. Seguramente ellos nos robaron las bolas. Hay que llamarle la atención a la Asesoría y que pongan algún tipo de control de la gente que entra. A saber con la pinta que tienen". Evidentemente mi jefe, mi compi y yo nos quedamos alucinados (se me olvidaba, a la imagen que teníais de ella teneis que añadirle xenófoba, racista y manipuladora). La muy "...." bien que no se queja de la cantidad de hombres que entran en el edificio por culpa de los del OPUS (si se queja, pero cuando no hay nadie del OPUS). Pero bueno, en un momento todo el mundo estuvo apoyándola. Mi jefe se quedó alucinado y al final se consiguió que todo quedara en una carta dirigida a la Asesoría y firmada por el presidente ya que mi jefe pasa de que le pongan la cara colorada, y con toda la razón, ante mayor estupidez. ¿Pero cómo van a controlar a quién abrir y a quién no sino conocen a los que van a venir a firmar?
Así que acabó la reunión y al día siguiente mi compi y yo ya tuvimos bastante material para reírnos toda la mañana. Es que "la mujer que critica a todos pero ella no ha sido" es totalmente surrealista. Como yo no quería que se me acumulara mucho trabajo, lo primero que hice fue hacer el acta de la reunión (no pensaríais que la iba hacer mi jefe, ¿no?), y claro, escribí todo lo que se dijo a excepción de lo de "los rumanos manga bolas" que me parece tan indignante y tan miserable que lo omití. La verdad es que dejé el punto bastante "light" y me centré en decir que la vecina del piso tal, es decir, "la mujer que critica a todos pero ella no ha sido" había expuesto que por culpa de la Asesoría había mucha gente en el edificio, que no llevaban ningún control y que se decidió mandarles una carta. Una vez hecha se la subí al Presidente para que la firmara para poder hacer copias y mandarla a los vecinos. Pues, a la media hora baja la susodicha y tenemos la siguiente conversación:
"La mujer que critica a todos pero ella no ha sido" (totalmente indignada): ¿Pero cómo habéis puesto en el acta que yo he sido la que he dicho lo de la Asesoría?".
Yo pensando: Miarma, si es lo que dijiste habrá que escribirlo.
"La mujer que critica a todos pero ella no ha sido": Vamos yo no me esperaba esto. Yo no esperaba que lo fuerais a escribir. ¿Y ahora que hago si me encuentro a los de la Asesoría? Cuando ellos lean esto, ¿a ver cómo los miro?
Yo pensando: Pues anda que si escribo lo de los rumanos.
"La mujer que critica a todos pero ella no ha sido": Vaya la que me ha liado mi marido. Que para que digo nada. Es que yo le dije que lo dijera él y como él no decía nada pues entonces por eso lo dije yo.
Yo pensando: Que calladita y sin calentar al personal está usted más guapa señora.
"La mujer que critica a todos pero ella no ha sido": Esto hay que arreglarlo. Tenéis que hacer un apaño, en mi lugar tenéis que poner a mi marido. Poner que el Presidente fue el que lo dijo, pero que él no se entere, que sino me la lía.
Yo pensado: Así me gusta señora, echándole mierda a los demás, como siempre, y en este caso a su propio marido. Usted no puede volver la cara pero él sí.
Y ya le dije: Mire tendré que hablarlo con el administrador pero yo no puedo tachar algo que ya está escrito en el libro de actas.
"La mujer que critica a todos pero ella no ha sido": Si no hablas tu, hablo yo con el administrador. Esto hay que apañarlo pero que mi nombre no salga. Vamos hacerme esto a mi.
Evidentemente, nada más cerrar la puerta mi compi y yo nos hartamos de reir. Nos dimos el gustazo de verla toda roja como un tomate. Tanto largar veneno y parecía que ahora le iba a tocar tragárselo. Pero os resumo la conclusión a la que se llegó después de la reunión mantenida con mi jefe para tratar este asunto: No se toca el acta, es decir, nosotros no tachamos nada. Si el Presidente quiere que haga una rectificación y que la firme.
Ahora queda lo peor: ¿quién es el guapo que sube a casa de "la mujer que critica a todos pero ella no ha sido" para decirle a su marido que si no quiere que aparezca su mujer en el acta él, por su cuenta y riesgo, tiene que hacer una rectificación y firmarla cuando ella no quería ni que él se enterara que tenía que modificarse?
Bajo mi punto de vista, se merece esta situación a ver si así deja de tirar tantas piedras y esconder tantas veces la mano.